Y la ciudad no es otra cosa
que esa esquina,
donde cae la lluvia.
Donde apenas amarillea la luz,
y el vapor que resucita
o quizás está despertando,
para irse lejos.
Y la ciudad que protege,
ciertas veces...
tantas otras desguarece
y nos deja,
siendo apenas humo, rastro,
pequeñas señales de paso.
Donde se estuvo,
se esperó y...
se creyó ser y consistir.
El cruce de caminos,
la esquina.
Ese punto de desencuentro
como líneas en fuga...
que solo se han rozado
en la carrera hacia allá.
El allá lejos,
más allá
nunca más.
Y así la esquina,
la calle y la vereda.
La luz y la polilla
que danza locamente
hasta caer
mientras todo corre,
el agua , el tiempo
la gente.
Me demoré, pero acá estoy. Compartiendo algo con todas uds. Un beso
"Y la ciudad no es otra cosa que esa esquina, donde cae la lluvia"...
ResponderEliminarMe encantó!!
Amo todas esas esquinas de la vida que nos regalan poesía, ilusiones, afectos, fe, encuentros...