lunes, 5 de mayo de 2014

La mujer del Uruguay.


Ella tiene piel de ave, piel de ángel. Suave y cristalina. Su piel recuerda su origen: el país de los pájaros pintados…
Su voz en mis oídos suena como la caricia más profunda de la que no quiero alejarme nunca.
Cuando me miro en sus ojos me reconozco, y pertenezco allí, donde su mirada se pose.
El abrazo de su cuerpo es el abrazo de la eternidad. El momento perfecto en donde soy yo con ella en el universo.
Su palabra es mi inflexión, mi momento de paz, de conciencia, de reflexión. La comprensión de mi misma.
Mi palabra es su nacimiento en mi ser, en mi conciencia, en el espíritu que se me puebla de a dos.
Ella me da la sustancia, el cauce, la tranquilidad. Me da vida, alegría, risa y calor.
Ella es mi vibración perfecta y su nombre mi mantra. Ella es mi sed de justicia, mi razón para amar porque sí.





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