jueves, 16 de octubre de 2014

Paz


He pasado por aquí y sin pensarlo, planearlo, ni saber que decir, me he puesto a escribir.
La vida está siendo magnifica casi sin razones, o si.  Vivir en un depa. que me parece lindo, lindo, lindo, tener estabilidad, tranquilidad, salud, sin grandes o pequeños dramas de ningún tipo, supongo que todo eso da para agradecer.  Paz, soledad, tratando de no perder lo ohm que me dejó el tiempo de detención....
Cuando volví a la real life estaba lenta, pausada; nada me apuraba, nada me molestaba o influía realmente, y el stress no me tocaba; ahora, de a ratos, amenaza con darme pequeños zarpazos, pero no lo dejo, me arranco, hago lero lero y digo, no vale la pena.  Hasta que me encuentro en micrito bajando after pega y no se detiene en la parada cuanto tocan el timbre, y le gritan al chofer porque la gente quiere bajarse, y nada! amenaza el hombre conque "le hará tira la puerta" y nada, sigue su marcha; yo voy muy sentada y cómoda, pero como me ha dado por andar de justiciera, le tomo una foto a la patente que está arriba de las ventanas para poner un "nuevo" reclamo en twitter; finalmente, muchas cuadras después, la f.. micro para, y para sorpresa mía, porque no iba pescando, todos empiezan  a bajarse; el hombre (o tal vez era mujer) le rompió una ventana (o algo, eso dicen) a la micro y hay una pelea delante que no alcanzo a divisar.  Cuento corto, me bajo, me subo a otra y a casa.  Cosas como esas, que ya son la tónica, le hacen ruido a mis días.  Y si, tuve que recordar que antes vivía a poquitas cuadras de la ofi, y claro, demoraba minutos en llegar; me saltaba las esperas, las micros repletas, los olores, el frío, todo.  Y eso fueron 6 años.  Antes de eso, tenía auto, y eso por hartos años antes.  Así que en resumen, hacia mucho tiempo que no andaba en micrito por tanto tiempo, y juro que antes esto no era así, el hacinamiento está atroz.  O acaso yo era mas joven y no me importaba tanto? no creo.  Miro las calles repletas de gente y es como que todo el año fuera vísperas de navidad; intento caminar por Provi y de a ratos son mareas de gentes con las que me cruzo.  La cuidad me perturba, querría vivir muy lejos de acá, nunca me gustó cuando volví hace mil años, y nunca ha terminado de gustarme.  Y bueh, nada, el trabajo me encanta, no así algunos/as individuos ruidosos de mi entorno, gente sin generosidad por el resto, y pienso, me fui, volví, y nada realmente cambia, y eso, aunque hubieran pasado años.  Este pequeño retiro me cambió heavy.  Si bien perdí el tiempo como si fuera para siempre, porque no hice nada productivo, algo cambió en mi, de verdad.  Me puse a planear el presente y el resto de la vida, disfruto cada cosa y vivo el hoy, tengo amigas geniales y con las que hablo siempre y me reuno a cada rato (si, salgo, vienen a casa, estoy siendo un ser sociable!), voy a talleres, aprendo y aprendo (sueños, arcanos, la vida), tengo un mini huerto sobre la secadora al que le da mucho sol, y este finde plato albahaca; tengo una hija-gata que se ha convertido en una amiga que me regala amor, y que solo quiero hacer cariño y consentir de mil maneras, tengo muchos pequeños mini-proyectos para la casa, para mi, me alimento mejor, disfruto sobre todo la luz y los espacios de mi home.  Todo ha cambiado, han pasado tantas cosas y no ha pasado nada en realidad. Que me falta? nada, lo que sea ya viene, y eso será presente, hoy no es tema.
Las extraño mujeres, vengan a dar una vuelta por acá, abrí ventanas y desempolvè los cojines, traje flores, panes y vinito, por si se animan.

domingo, 6 de julio de 2014

La tinta con sangre entra…

niñita
Durante años me costó asumir que había sido abusada. No es algo que uno quiera confesar. Por otro lado, cuando se es niño o incluso adolescente resulta algo difícil de identificar, sobre todo cuando el abuso proviene de la propia familia. Más aún si quienes te abusan son tus padres.
Y es que uno suele asociar el abuso con extraños, y esa es una trampa. Una de las tantas que encontramos, porque a medida que el tiempo transcurre, uno escucha voces que te dicen que esas son cosas en las que uno no debe pensar, que hay que dejar el pasado atrás; que, al fin y al cabo, podría haber sido peor…
Mi madre fue educada en un hogar en el que los padres no podían ser juzgados por los hijos, ni por nadie más. Sus acciones no podían ser puestas en entredicho, así fueran poco ortodoxas. Un lugar donde no había espacio para debatir o emitir una negativa o una queja.
Ella vivió y sobrevivió al sistema. Ella fue abusada por mi abuelo, quien fue inflexible estableciendo su patrón de hierro. Y mamá nunca dejó de recordar con dolor que, la sola vista del abuelo le producía horror, por lo que se escondía tras las faldas de la abuela.
Como sucede con muchas personas, la mamá no pudo sustraerse a lo aprendido y lo aplicó con sus hijos, repitiendo así el modelo.
Así, mi vida se debatió entre el abrazo tierno y devoto, y la voz grabada a fuego.
Como todo niño busqué métodos de evasión a la sensación abrumadora que crecía en mi pecho y para la que no tuve nombre si no hasta hace muy poco: frustración.
Ser tratado como un adulto cuando se es un niño es complejo. Los niños no tienen los códigos ni la experiencia para saber de qué se trata lo que están viviendo, lo que están experimentando. No saben qué es lo que el adulto pretende. Sólo intuye lo que quiere. En mi caso, tempranamente me di cuenta que la sumisión era la clave.
Crecí siendo sumisa. Siendo la niña que hacía lo que el resto esperaba que hiciera. Sin mayor voluntad, ni mayor idea del entorno más allá de las paredes de mi hogar. No por estupidez. Sólo por abstracción. Me volví una experta en ello, y la lectura y la música fueron mis aliadas y mi refugio.
Mi falta de contacto con los de mi edad no me permitió adquirír las herramientas y habilidades sociales que los niños suelen adquirir, y me convertí en una inadaptada viviendo una adultez prematura que no me correspondía, saltándome así todos los episodios naturales y las experiencias que todo niño vive. Esa sensación de inadaptación alimentó mi timidez, y mi recurrencia al silencio y la abstracción aumentaron. Vivía en las nubes.
Pero en medio de mi pecho esa frustración alimentaba otros sentimientos: rabia y angustia.
Y supongo que tenía que buscar el modo de desahogar un poco de ambas, por lo que a los 13 años, tuve mi primer acceso de rebelión. Me hice cortar el pelo, dejando así, de una vez por todas, la coleta de niñita eterna que me caracterizaba.
Mi segunda rebelión, aún sin saberlo, fue seguir, por primera vez mis instintos y besar a la chica que me gustaba. Tenía 14 años y no sabía que tras esta experiencia, volvería, a la fuerza, a mi antiguo estado de sumisión.
Cuando en casa se enteraron de mi romance, y cuando finalmente mamá pudo enfrentarme, lo único que articuló fue una pregunta. Es que acaso te gusto yo?
Aquello fue una bofetada en medio de tanta confusión, en medio de ese no saber nada, en medio del miedo de no querer reconocer, entre otras cosas, que si me gustaban las chicas no sería la niñita “comme il faut” en la que la mamá había puesto tanto esmero en educar.
En ese instante, frente a ella, los recuerdos se agolpaban en mi cabeza, mientras la miraba entre incrédula y sorprendida, y por qué no decirlo, asqueada también. Era impensable mirarla con otros ojos que no fueran los de una hija a una madre. Cualquier otra cosa era descabellada y enfermiza.
Recordé entonces cómo a mis 9 años, y mientras me hacía cariño, ella sujetó mi rostro y me besó “para que supiera cómo hacerlo” cuando llegara el momento.
Cinco años después de ese episodio no había logrado olvidar la sensación de rechazo que aquello me produjo. Cinco años después, estábamos una frente a la otra. Ambas alteradas, por distintas razones.
Los recuerdos seguían agolpándose en mi mente, y me hacían temblar… Mis nalgas amoratadas; sus palabras sarcásticas; sus silencios de días enteros, en una ley de hielo que pretendía “hacerme razonar”; mi rabia por no poder responder; su imposición brutal y silenciadora.
Y aun así, en ese instante mi único pensamiento era que ella ya no me querría más, que nunca, nunca ella me perdonaría.
Ese mañana, hui de casa. Sabía bien lo que se venía y no me sentía capaz de soportarlo. Mi aventura duró poco. Mi hermano me encontró y me llevó de regreso a casa. Lo que vino después fue tal cual lo había pensado.
Pero también los adolescentes se adaptan para sobrevivir, y yo ya había aprendido lo principal: someterme sin chistar.
Así, el primer amor de adolescente quedó atrás. Me sacaron del liceo en el que estudiaba, y para justificar el cambio, mi madre comentaba que me habían expulsado por “mi comportamiento”. Años después supe que nunca me expulsaron.
En casa adopté nuevamente mi postura silenciosa, y acepté que mamá trajera a cuanto chico le parecía bien. Sin duda, alguno de ellos lograría hacerme olvidar esta fase mía.
Una mañana, un ex compañero de básica, me llamó. Ella contestó el teléfono, y al reconocer quien era, solícitamente lo invitó a tomar el té esa tarde. Sería muy bueno volver a verlo después de tantos años. Apenas el chico llegó, mamá nos dejó a solas.
En ese momento entendí su estrategia. Al hacerlo me sentí usada, subastada, y con ello mi rabia, en silencio, siguió creciendo.
Pasaron los años y seguí jugando a la existencia alegre y despreocupada. Las vacaciones frente al mar; el dinero para comprar lo que quisiera. Nada me faltaba en ese acuerdo silencioso. Yo sólo debía ser comme il faut.
Mamá nunca quiso que fuera a la universidad. Todo un contrasentido para una mujer que había hecho todo lo posible para cultivar a su hija. Y justamente por eso, porque mis notas eran buenas, y había tenido un muy buen puntaje en la prueba, podía elegir la carrera que quisiera. Me había preparado para Medicina Veterinaria, pero había olvidado un detalle. Las niñas no pueden andar metidas en las patas de los caballos ni de las vacas. Así es que, a la antigua usanza, estudié un idioma. Todos felices. Incluso yo. A esas alturas, no se trataba de estudiar. Para mí se trataba simplemente de salir de casa.
Y así salí al mundo. Así me volví consciente de mi persona, de toda mi dimensión. Ese día comenzó mi recorrido por esta vida.
Poco después, a mis 21 salí de casa. Expulsada. Con lo puesto y mi cama a cuestas. Se acabó la universidad, pero no me importó. Sólo seguí adelante.

Tal vez la tinta con sangre entra. Si me lo preguntan, no lo creo. Como fuera, a esas alturas mi promesa era clara: no seguir el patrón. Por eso, si la tinta había entrado, con mi misma sangre esa tinta ha sido limpiada, en años de un trabajo diario; de un trabajo de hormiga. Deconstruirme, destruirme a veces, para volver a crear. Para volverme a crear, para volver a comenzar… Sin duda, un trabajo de todos los días.
 

A ti…
Gracias por haber compartido mis fantasmas, mis temores, mis falencias.
Gracias por aceptarme como soy. Por ser mi apoyo constante, y por hacerme saber que no necesito ser de un modo particular para ser amada.
Gracias también por acompañarme en esa maravillosa aventura que ha sido aprender a ver y a querer lo bueno que hay en mí.

jueves, 22 de mayo de 2014

   

Y la ciudad no es otra cosa
que esa esquina,
donde cae la lluvia.
Donde apenas amarillea la luz,
y el vapor que resucita
o quizás está despertando,
para irse lejos.
Y la ciudad que protege, 
ciertas veces...
tantas otras desguarece
y nos deja,
siendo apenas humo, rastro,
pequeñas señales de paso.
Donde se estuvo,
se esperó y... 
se creyó ser y consistir.
El cruce de caminos,
la esquina.
Ese punto de desencuentro
como líneas en fuga...
que solo se han rozado
en la carrera hacia allá.
El allá lejos,
más allá
nunca más.
Y así la esquina,
la calle y la vereda.
La luz y la polilla
que danza locamente
hasta caer
mientras  todo corre,
el agua , el tiempo
la gente.
 
 
Me demoré, pero acá estoy. Compartiendo algo con todas uds. Un beso

lunes, 5 de mayo de 2014

La mujer del Uruguay.


Ella tiene piel de ave, piel de ángel. Suave y cristalina. Su piel recuerda su origen: el país de los pájaros pintados…
Su voz en mis oídos suena como la caricia más profunda de la que no quiero alejarme nunca.
Cuando me miro en sus ojos me reconozco, y pertenezco allí, donde su mirada se pose.
El abrazo de su cuerpo es el abrazo de la eternidad. El momento perfecto en donde soy yo con ella en el universo.
Su palabra es mi inflexión, mi momento de paz, de conciencia, de reflexión. La comprensión de mi misma.
Mi palabra es su nacimiento en mi ser, en mi conciencia, en el espíritu que se me puebla de a dos.
Ella me da la sustancia, el cauce, la tranquilidad. Me da vida, alegría, risa y calor.
Ella es mi vibración perfecta y su nombre mi mantra. Ella es mi sed de justicia, mi razón para amar porque sí.





domingo, 6 de abril de 2014

como mi propia vida

Los Caracoles. Cordillera de los Andes. Cruce entre Argentina y Chile. ©guidaí

Ese paisaje no fue casualidad, sino el fiel reflejo de mi vida en aquel instante. No podía cruzarlo con nada en mis espaldas; ahí solo se admite pasar liviano. Me pedía soltar y empezar de nuevo. Atrás quedaría todo.
La cordillera comenzó a perderme en su vericuetos y me dio solo un breve tiempo para aligerar mi carga. Me desprendí de lo que pude, de viejas estructuras, de malos entendidos y de algunos miedos. Y finalmente crucé, de este a oeste.
En ese instante todo era nuevo, todo era luz, libertad, ganas y fe. Me recuerdo con un título univesitario en la mochila, una maleta, una sonrisa y dos pesos flacos en el bolsillo. Ya no había apuros, todo volvía a empezar en un nuevo escenario.
Mi corazón latía rápido, ansioso, lleno de adrenalina y de susto, pero feliz y sobretodo libre. Y sobrevolaban varias preguntas. Dónde está el límite entre huir y no saber vivir en un solo lugar, de una sola manera? Dónde empieza uno y dónde termina el otro? Dondé está el límite entre aceptar desafíos, sin estructuras y saltar al vacío sin red?
Al pie de las montañas mi viejo yo quedaba atrás. Y sentía. Sentir puede transformarse a veces en un milagro.
Subía, subía, hasta los tres mil quinientos metros de altura. Allí estaba la frontera. Sellar pasaporte y a correr. A bajar. El futuro elegido estaba ahí. Aún recuerdo una sensación de libertad que me emociona.
El paisaje inundaba la mirada, erizaba mi piel. Tenía algo maravilloso por delante. Mi propia vida.


lunes, 31 de marzo de 2014

Lola



 Mañana serán 60 días sin caminar. Mañana serán 28 días sin salir del depa. Mañana serán 22 días desde la última vez que me escribió. Mañana serán 12 días desde que la saqué de Whatsapp. Mañana serán 9 días desde que la borré del teléfono.

Cada día pienso menos en ella...y màs.

La rutina del placentero encierro me está rompiendo las bolas.
Me encanta estar sola, es mi habitat natural, sin "tener" casi que hacer absolutamente nada.
Ir como en el enterprise, en la cabina de mando, mirando a través de pantallas el mundo pasar, la vida pasar, la vida como la hemos conocido, en esa profundidad de la que huyo y ahora me doy cuenta.
Pasar las horas haciendo granjas inventadas, con la ternura de una "yo" pequeñita vestida de vaquera, plantando, regando, haciendo cakes, jugando, jugando como una niña pequeña; ordenando mi escritorio clasificando fotos muchas muchas, las mías, las de mi gente (ella mirándome a los ojos), imágenes tomadas con el cel, imágenes tomadas de la red, papeles, temas; de las poesías que encuentro en las historias de los blogs, como un molòlogo-diàlogo de mujeres lesbianas que aman, que están en una montaña rusa creyendo que caerán, de chicas enteras y pausadas que toman los lutos escarbando en los cajones; un rato de house of cards, otro de how i meet your mother, pedazos casi no oídos de teleseries brasileñas, otros largos largos ratos en documentales increíbles de religión, de cómo está el mundo manejado por gentes que se llenan los bolsillos tomado de transpiración, hambre y más hambre de niños y mujeres perdidos en lugares remotos; leer historias, videos, de nuestro propio once de septiembre de la mano de Enrìquez, Jara, Parada, no entendiendo la crueldad de que es capaz el hombre....

Y dan ganas de gritar, gritar muy fuerte, aullar y llorar con ellos, salvándonos, sabiéndonos parte de una hermandad cósmica donde unas cuidamos a otras, cada una en nuestras naves, viajando por los días de nuestra vida buscando luces de aquellos que nos importan, haciendo señales con los dedos en los teclados.

Pero no está, el abrazo no está, y es como se debe sentir querer otra piel y otra tibieza anudada a la mía. 

Y no me importa, porque es el tiempo de abrazarme a mí, de ordenar mis tableros, jugar a la vida real.
Leo, escribo, no estoy sola, hay miles allá, que nos tenemos, aunque sea a algunos años luz de distancia y tiempo. Mi precioso enterprise navega los tiempos con preguntas, con ventanas que se abren a descubrir respuestas, corre, lola corre hacia donde los pensamientos encuentren la sabiduría, y no sigas perdiendo el tiempo con la emocionalidad de las tristezas, porque en esos campos solo se siembra sequedad.  Huyo, corro, corro, de lo prefabricado, lo sin imaginación, lo indecente, lo sin integridad, lo inhumano, lo que da asco, lo que me contamina, lo que no me merece, lo que no tiene cojones para mirarme a los ojos, y lamo mis patas pidiendo por un mundo mejor.

viernes, 28 de marzo de 2014

Cadena de piel


Recorre caminos precarios

usados por cabras grises de monte,

a veces se traslada a parajes silvestres,

como el vuelo de mariposas en recreo…

en el enigma del día a día

y el resplandor nacido de tardes silentes.

Va el corazón encadenado al pensamiento

sobre la huella de la sangre de lejanos humanos,

camina lento diestro de madre,

hereje de padre por tener ya tantos…

La suplica viene del universo

que intenta intentar lo intentado,

que huye en momentos del grito vago

mientras huele a azufre quemado.

Se unen los manantiales de letras,

acordes discontinuos de pasiones

que cortan en segundos la cadena,

sangra la mente y el corazón se hace llaga.

El rito comienza en la perseverancia descalza

llena de anhelo y energía,

plexo de ardua cobardía vencida.

Hemos de socavar nuevamente el túnel,

dejar fluir la savia primaveral que llega

cuando las argollas frías se hacen carne,

piel recolectada de susurros en oídos,

de hembras vivas, palpitantes

y danzantes.

miércoles, 26 de marzo de 2014

la niña de rojo

   
La niña de rojo y su lego de ladrillos. Katmandú, Nepal ©guidaí

A las tres en punto llegué a la casa de Raquel. Era un lugar al que nadie quería ir.
Raquel tiene muchos años y es una sobreviviente de las desventuras de la vida. Le sorprendió que llegara en hora, que respetara su tiempo, que le diera un beso afectuoso a modo de carta de presentación.
Su aspiración es vender la casa para irse con su hijo que vive lejos. Ella necesita unos planos muy simples para hacer el trámite de venta, pero ningun arquitecto pierde el tiempo en algo así.

Aunque sin puertas ni cerámicas en el piso, su casa huele a limpio. Acomodó el único sillón disponible en la habitación para mí y como decoración o cortesía puso a su lado una mesa destartalada con flores en una lata.
Raquel tenía miedo y empezó tartamudeando a explicarme lo que necesitaba. Poco a poco fue entrando en confianza y levantando la vista.
Ella se ganó la vida como prostituta y aun vive en la "zona roja" de mi pueblo, que no es precisamente la de Amsterdam. Por eso nadie quería acudir, sobretodo los hombres que parece que solo recuerdan como ir de noche.

Su casita no era lo único que había allí, pues existía una segunda vivienda más atrás. Así que con un pie en el barro y otro medio en el aire, cual saltimbanqui, llamé en el umbral de la segunda casa. Me abre la puerta una mujer joven, también "chica de compañía" y hermosa.
La historia vuelve a repetirse, la timidez, la mirada baja; solo que ahora esta mujer tiene los ojos mas bellos y tristes que haya visto en mi vida.


Traje esta historia hasta aquí porque de algún modo está enlazada con mi "llave perdida".
Una de las claves de esa llave tiene que ver con ejercer mi profesión desde la especialidad que amo, que es la Planificación Urbana.
Increíblemente, aquí en mi ciudad de origen, en el último lugar que hubiera imaginado que esa posibilidad aparecería, pues apareció.

Eso me ha dado la oportunidad de asumir enormes responsabilidades, a una gran escala, con diseño de espacios y prioridades, que delinearán a esta y a otras ciudades por años y años. Es complejo en ese escenario mantener el cable a tierra.
Por eso, aunque no dispongo de mucho tiempo porque la agenda político-técnica es exigente, tomo trabajos particulares como el de Raquel. Eso me permite mantenerme en el mundo real y me da las pautas de cómo actuar mas allá de lo académico, como ser humano, y sobretodo como mujer.

Tengo claro que seguirá reinando por un largo tiempo una visión masculina del mundo y la realidad. También estoy segura que la gran mayoría de las personas solo apuesta a que todo tiene un precio; se compra y se vende.
Sé que continuará vigente la profesión más antigua del mundo, la que hoy ejerce la bella Mariana, no importando cuanta tristeza guarden sus ojos. Y por supuesto seguirán existiendo mujeres invisibles a la luz del día, como Raquel.


Pero quizás inocentemente "todavía tengo en mente cambiar algo". Construir, desde mi visión de la vida como mujer... desde mi lugar, como la niña de rojo.
 

 


lunes, 24 de marzo de 2014

Sintáctica


                          http://www.minimiam.com/

 

 

Siete siestas dispares

 

en séptimo susurro, despertares…

 

Sol sembrado en sabático tomate,

 

emergió así un soliloquio de sushi,

 

bajo las setas salientes,

 

que proyectan sinuosas sombras…

 

Sinfín de sabrosos sensuales sabores, sedientos

 

de papilas sudadas, sobadas, saladas, sexuadas…

 

santicas situaciones sensuales,

 

con -Silvio- de fondo y delante sugestivas señas,

 

seductores ojos sonrientes me silban en silencio…

 

Sello de salsa en el fin de sus labios,

 

substancia de ansías propensas a socavar mi suelo…

 Sones sabáticos, sicodélicos, sin sílabas sinápticas

 en nuestro serpentín de amor en destellos…

jueves, 20 de marzo de 2014

Las piñatas y otras vainas



Fuck!!!
Entonces estaba yo viendo una nueva peli que va genial (Frances Ha, en este momento detenida en Netflix), después de haber almorzado dos manzanas deliciosas fritas en mantequilla con azúcar haciendo caramelo, y habiéndome fumado una piteadita de inmortal weed, habiendo pensado esta mañana que los días podrían ponerse fríos y fomes, habiéndome prometido no volver a mirar el Whatsapp para ver si ella estaba conectada (conste que paso horas en abstinencia, hasta más de 18 horas...), cuando zas!!! está ahí "on line" (si, entré) en su último mensaje del nueve de marzo que no contesté como los anteriores.

Of course, después de dos o tres in impulsivos, decido que me hace mal, y que qué sentido tiene hacer cosas que hacen mal, y que si tuviera una amiga le diría, “y bórrala!)_, así al menos dejarás esta adicción hasta que te vuelva a escribir, y pasarás mas días en paz, hasta que vuelvas a borrarla, porque total, si no está registrada, no te sabes ni el fucking número..”.  Do, I did it.

Cada vez que lo hago, me siento vacía.  Pero se me quita.

En medio de todo esto, me entran mensajes por skype de una co-worker que está organizando un evento y le doy ideas, (mientras Frances Ha espera) y otro mensaje de mi sobri por gmail preguntando si puedo hacer unas piñatas bknes para el matrimonio de una amiga, porque le hago al bricolaje, y entro a googlear piñatas en forma de corazón y hay hasta un tutorial mega fácil porque nunca hice una, y además busco y encuentro una página de gente que hace cosas así, y mando mail preguntando cuánto cuesta hacerlas, para decidir cuánto cobrar yo o decidir que me da paja y que se las manden a hacer a ellos, y me dan ganas de escribir y entro acá y escribo…

Por qué es tan difícil dejar ir a alguien, hay que estar recordando una y otra vez que hay razones de sobra para no estar con ella, o que ella no esté conmigo, que no dan lo mismo esas razones, que es parte del duelo aceptar que no fue, que no es sano darle manija a cada cosa que pasó, por qué pasó, como pasó, ejercicio que hice mucho rato y que también dejé, usando sistemas varios, como esa frase que en este caso dice algo como “si aún no dejas ir, pretende que si lo has hecho” (en inglés suena mejor, y que en un lenguaje so corny sería “si no la has olvidado, haz como si..”), hasta que te lo creas. Las otras fórmulas mágicas son la frialdad, ver los hechos en forma pragmática (que yo no soy), sacarles el contenido emocional a los recuerdos y los objetos y los lugares y a la música y a las imágenes, y ver todo como una película de la cual no soy/fui protagonista, al menos por un buen rato.  También mantener mi cabeza y sentidos ocupados en cosas que me encantan, que me gustan y las que tengo que hacer.

Y después de temas varios decido que haré los dos corazones de papel, que seguramente estarán colgados en un árbol mientras dos seres hacen sus votos de amor, y prometen amarse y cuidarse hasta que la muerte los separe o algo así, y estaré ahí en forma papel tejido moviéndome al viento…

Ayer creo vi la película “Vow”, y quedé pa’dentro. Ella y él se casan y son felices (basada en una historia de real tru), y ella pierde la memoria de sus cinco últimos años en un accidente, y no sabe quién es él, y él se pasa la película tratando de que ella no “se vaya” a su vida anterior. Cuando alguien te deja es como que esa persona se muere, pero sin morirse, porque además de seguir estando en todo (los recuerdos, los objetos, y etcéteras etcéteras), sigue estando a una cantidad determinada de cuadras, o kilómetros, y tampoco parece querer dejarte ir pero tampoco hace campanita ciento cinco y viene a quedarse para siempre, y que por sanidad mental debes hacer “delete”, porque amigas no pueden ser,  no ahora, no sé si nunca, para el small or contingente talk.  Es tan difícil al principio, y va costando menos cada vez este largo camino.  A veces vuelves a creer, a veces vuelves a pensar que esta solo es una etapa, pero tampoco confías si podrás “perdonar”, y es como un circulo que no tiene mucho sentido.

En cualquier caso y para todos los efectos, soltar y soltar y soltar una y mil veces, dejar ser, no presionar(nos), ser un bote a la deriva, sabiendo que tenemos los remos y podemos ir a donde queramos; navegar la vida. Suena bien.

lunes, 17 de marzo de 2014

Pater


Creo que nunca en mi vida, larga y corta, o corta y larga, había llevado a letras alguna experiencia con mi padre.
Oscar, lo diré de golpe y raja, falleció el 09-09-1999, vaya con los nueves, cosa que aún me suele perseguir (serán asuntos de la numerología)… Él por historias de mi madre y recuerdos propios era un hombre bastante bohemio, underground, sería algo como un hipster de hoy, pero de esos de verdad y no fabricados.
Era un ser humano (ahora no sé qué es… por si creen en alguna de las filosofías de vida posibles) bastante gordo, según mi madre  -luego de casarse se sintió cada vez más a gusto con ese estado civil que fue engordando- por lo que mis primeros recuerdos son que usaba sus dotes (eso creía yo, en verdad él se facilitaba) como flotador en uno de los escasos lagos de Concepción, recuerdo perfecto su traje de baño negro estilo ochentero, recuerdo perfecto mi traje de baño al más puro estilo ochentero, celeste con rayas y un abierto en el ombligo y espalda; recuerdo su barba en mi cara y esa capacidad innata de flotar y hacer flotar todo objeto, animal o ser humano estuviera por azar o destino cerca, muy cerca de él, en aquel lago.
En teoría no habría hermano hombre, mi hermana mayor y yo, eran el cierre de la fábrica de guaguas, por lo cual, creo me vestían de celeste siempre, incluso mi padre me bautizó como “Juana tres cocos” y así permanecí durante mucho tiempo, incluso con mi hermano menor presente (la fábrica reanudó sus instalaciones en 1983), seguí siendo la Juana tres cocos, la que disfrutaba de jugar futbol con los amigos del barrio, la que era delantera derecha, porque de pie soy zurda, la que enseñó a su hermano menor a jugar a la pelota porque nuestro padre estaba ingresado en la clínica recuperándose de un accidente de consecuencias fatales por culpa de un borracho, justamente el 24 de diciembre por la noche (salió en las noticias en el canal siete o trece, no recuerdo bien, como –¡extra-extra!-, en el intermedio de la novicia rebelde (eran años en los que la señal se interrumpía cual pueblo, para atormentarnos con las catástrofes más variadas; mientras mirábamos con cariño la película; nunca olvidaré la imagen del auto de mi padre destrozado, la patente con muchos nueves y a mi madre poniéndose los zapatos, que curiosamente fueron unas botas muy estilosas de goma negra, hasta la rodilla y con tacón, para ir a buscar… lo que hubiese que ir a buscar).
Para quitar presión diré que mi madre cumple años el 25 de diciembre (ouch, el post para mi madre lo haré luego). Esa navidad fue extraña, bajo el árbol una pila de palitroques sin cabeza y desgarbados, un par de juguetes más destrozados, muy destrozados… Lo siguiente fueron varias visitas a la clínica para ver a mi padre como una momia, con sus piernas en suspensión y una barba que florecía incipiente, él mismo en silla de ruedas por varios y varios meses, mientras yo ejercitaba a mi hermano en el arte del balón y el pie.
La siguiente imagen que se viene a la cabeza es un día en mi época de rebeldía cuando le pregunté o él a mí, sobre sus encuentros amorosos; ya era otra época, me la había pasado sabiendo y pensando que mis padres estaban juntos por su descendencia, por lo cual, ante mi interés por saber que pensaba él acerca del amor, le confesé que me gustaban dos personas de mi colegio. Su respuesta fue, aún encuentro muy magistral:
-Papi... qué harías tú si te gustan o atraen dos personas en tu trabajo- Él de gestos simples y poco histriónicos, como yo, abrió unos ojos grandes y pacientemente me dijo:
-Chasca (apodo, dentro de los apodos que tengo) la vida es una sola y uno tiene todo el derecho a amar a quien quiera amar, da igual si es un árbol, un ser humano, cualquiera sea su sexo, una idea o una planta, la verdad que da igual; pero antes que te metas en esos caminos del amor, aprende a escoger bien, por lo cual la mayor ventaja es intentar dentro de lo posible, probar las posibilidades de tu elección; la vida es como una caja de bombones, dale un pequeño mordisco a tod@s y luego escoge el/la que más te guste-
Ese relato que les cuento, lo recuerdo perfectamente, fue en la cocina de mi casa, el preparaba el desayuno, tiempo que nos dábamos para charlar, a no ser que yo o mis hermanos necesitáramos que nos fuera a buscar a “algún carrete” situación que hacía imposible el charlar, pues nos llevaba en fila al mercado para ayudarle con la compra, eso involucraba llevar las bolsas cargadas de verduras y otras vainas por cuadras hasta su coche, hoy entiendo que lo que intentaba era hacernos pensar dos veces antes de salir a destruirnos un día de marcha, porque el premio era bien devastador en sí, creo recordar los precios de los productos y el –caserita que lo paso bien anoche, le haré una rebajita-
Este post no se trata de levantar un monumento respecto al esperma de mi padre que hizo que naciera yo (siento la brutalidad, pero tengo alma de bióloga) o a él, mí mismo padre, dónde sea que este, la verdad que luego de unos días bastante tormentosos, en los cuales se me apareció hasta en la sopa, debía compartirlo, porque en parte, yo soy esa, esa que él imaginó quizá, la bohemia en persona, la de la moral alta y la poco rencorosa, la que no espera a que le digan adelante para avanzar.
Sin dudas era un hombre tan simple que no tiene lápida hasta ahora y está en un lugar dónde muy pocos sabemos, tan diestro que fue zurdo, tan culto que compraba en la vega central y se entendía mejor con los vendedores de tomates que con los colegas de trabajo en sus múltiples idiomas, tan humilde que un día le pidió a mi madre sus medias, porque su fiat 600 les había dejado tirados, porque se había cortado  una correa y utilizó las medias para poder llegar a casa, tan integro que aún luego de años nos llegó a contar que estuvo retenido en el parque O`Higgins y que lo apuntaron con un arma en la cabeza, por una simple tontería de adolescentes y mi madre le rescató (siempre fueron de ideologías muy contrarias)… En fin tantas historias y recuerdos, tantos suspiros y recreos, tantas cosas en mi cabeza-corazón que hoy llamo a colación. Debe ser quizá que hoy es el día, porque hoy 17-03-2014 es 9. Yo en esos tiempos ya había rendido la PAA y obtenido un puntaje precario, porque mi padre ya había enfermado, pero eso no es excusa, eso es una anécdota en mi vida, porque las enseñanzas muchas veces no nacen de los amores, nacen muchas veces de los resquemores...
Pero sobre todas las cosas le conservo en el ajedrez, en el saxofón (que prontamente arreglaré), en la escritura y en la simpleza de la vida sin más y con más, me enseñaste entre otras varias cosas, que la vida es una, que hay que jugar siempre y que más vale decir lo que se piensa que pensar en decir lo que se hace, aunque el hipo se te meta dentro, como en varios de nuestros encuentros, hoy respiro hondo y te agradezco... sin hipo, te extraño elefante aunque te escucho a diario.

sábado, 15 de marzo de 2014

pienso y sonrío



Huele a ti. La noche huele a ti. Aunque estés lejos puedo sentir tu perfume. Es de esas noches perfectas de verano, donde la brisa desordena mi pelo y las ideas, donde el aire fresco aliviana mi carga y la humedad de la piel. Te extraño. Es de esas noches en que todo pasa delante de los ojos sin prisa y sin explicaciones. Es, no más. Es lo que es. Una realidad producto de errores y aciertos, de ganas y de inconsciencia, de fe y de ingenuidad. Desordenados se cruzan en mi mente los pequeños detalles cotidianos que adoro. El olor del café, mis duchas largas tras la jornada laboral y la risa cuando brota espontánea después del sexo. Las luces de la noche, los días de lluvia y caminar entre la gente sin que nadie sepa quien soy. Pienso y sonrío cuando imagino tomar tu cintura otra vez, enredarme en tu pelo, hacerte un guiño, dar vueltas en la cama y encontrarte. Echo de menos regalarte flores simples, de esas que nadie ve, la que robo en los viejos muros, en lugares abandonados o en jardines de nadie.



miércoles, 12 de marzo de 2014

Otra vez, otra mujer…

Antes de comenzar a narrar lo que será creo este nuevo post, debo confesarles algo… Lo diré fuerte, claro y una sola vez: “-Tengo un fetiche, uno grande y extenso, uno que genera la magia de todo lo que conozco, ese fetiche es el lenguaje, la palabra y en su consecuencia u origen sin mi propia voluntad, el fetiche del idioma castellano, español o como quieran llamarle-” Ahora bien esa no es restricción para que mi fetiche sea ampliable a otras lenguas, como el Catalá y quién sabe si algún día el inglés o el francés, ya gusto les tengo!!!!!.

Si llamé a este post así, es porque la querida y odiada mujer “Prioridad” se apoderó de mi hace un tiempo (relativo por cierto), pero no me dejo más remedio que abandonarla yo a ella. Se pueden creer que yo le abandoné. A continuación intentaré retratar mi ruptura…

Hace aproximadamente diez años, uno de mis mentores profesionales que a su vez era mi jefe, me comentó que visitaba al psicólogo y al psiquiatra con frecuencia, que en una de esas sesiones en que siempre se llevaba deberes para resolver en casa, el psicólogo le pidió que pusiera en orden de prioridades enumeradas del uno al siete las cosas que más demandaban su atención y preocupación. Ya en el contexto del relato, ante mi juventud y pensando yo que estaba bien plantada en la tierra, mi jefe sacó un bolígrafo y un papel, apoyándose en uno de los muros de la nave de maternidad (historia para otro post) escribió:
-          La enfermedad de mi hija
-          Mis hijos y su progreso
-          Mi mujer y nuestra relación
-          Mi trabajo y el dinero
-          Mi padre y su salud
-          Mi hermano y sus problemas
-          El campo y sus progresos

Luego me preguntó -¿Vez algo malo en mí lista o algo que llame tu atención? Guardé silencio unos segundos laaaarrrggggossss, y luego dije muy convencida -No veo nada malo, siempre que tú seas el epicentro de todo (la prioridad)- A lo que él muy convencido me contesto –Eso no fue exactamente lo que dijo el psicólogo, él dijo que yo no estaba en ninguna de mis prioridades- Plop! Cierto, pero plop!

Años más tarde cuando la damisela “prioridad” me había abandonado, por considerarme quizá una causa perdida, entable una conversación con quien se profesaba mi hermano de la vida (que llamaré X) y su mujer, por extensión mi hermana (que llamaré B), a modo de contexto les diré que nos conocíamos hace muchos años y teníamos miles de historias que contar en común, entre potentes, graciosas, educativas y un largo etcétera. El asunto fue el siguiente:

Se organizó una cena en casa del “tercer elemento (que llamaré D)” quien aún es mi hermano de la vida (eso dice, por suerte, espero), ello sucedió porque no existía la posibilidad de que nuestro perro compartiera con mi tan apreciada familia de la vida de entonces (B la por extensión mi ex-hermana tiene o tenía fobia a los perros), además mi aparcamiento tenía límite de horas, como todos en Santiago generalmente, incluso el que quizá aún protege el coche de mis no-hermanos de la vida, el que me vio conducir el coche de mi ex-hermano (X) hacia el funeral de su madre, el que me amparo tantas noches desvelada (nadie se compra un auto o coche sin pensar en esos gastos extras de aparcamiento, sea del país que sea), cosa de “prioridades” en fin…

El asunto es, que organizada la cena, yo y mi mujer no dimos paso atrás… Llevamos la más gloriosa tortilla de patatas, preparada obviamente por mi tortillera oficial (a la que amo por sobre todas las cosas, pero curiosamente no es mi prioridad…) Hice un pebre exquisito, merquén incluido y para rematar cervezas de calidad, no de esas pasadas de moda de poco dinero que alguna vez se bebieron por falta de presupuesto como en nuestros más gloriosos años de estudio colegial y/o universitario. Todo dispuesto en el carrito de la compra, al más puro estilo europeo o al más puro estilo de mujeres de la feria, como prefieran las lectoras (falta de costumbre del/a chileno/a de usar carritos de la compra, igual se desperfilan, pero se les jode la espalda)…

Llegamos y atentamente fui escuchando a cada participante de la velada, intervine poco, pero me esmeré en ser contundente, entre salida a fumar y salida a fumar, me llevé un llanto en el baño; intenté llamar a la mujer Prudencia y lo conseguí; por lo que sequé mis lágrimas con una toalla de las chicas súper poderosas. Mi ex hermana (B) quería que trabajara a un café famoso, pero a precio de huevo… en fin… Escuché atentamente cuando llegó su tiempo de darle o dotarle de consejos gratis. Quizá me excedí, quizá su paciencia fue poca, quizá no hubo conexión, en cualquier caso la mujer “Prioridad” batió sus alas y con cada aletazo esa amistad se fracturó…. Se fracturó a tal punto que no hubo vuelta atrás, ni los pedazos aún recogidos con esmero pudieron hacer de la fractura una cicatriz, ni los pedazos de aquel suceso sirvieron para hacer un jarrón al más puro estilo reciclaje, ni poco menos una porcelana vieja reconstituida, los pedazos se los tragó la tierra, o el mar o quien quiera que sea que se traga las cosas que los seres humanos escupimos de vez en cuando.

El paradigma de la mujer “Prioridad” se había apoderado de B, o vivían ella y Prioridad hace mucho tiempo juntas y yo no me había percatado, pero me cuestionó irreparablemente el hecho de que mi amada mujer no estuviera en ninguna de mis prioridades, a lo que yo espeté que eso no hacía (ni hace) falta, que cuando de verdad se ama y se vive, que cuando de verdad se estima y se protege al ser amado, esté pasa a formar parte de tu propia vida a tal punto que no es necesario otorgarle un tiempo o ponerla en el número uno o dos o tres, no hace falta llamar a la señora “Prioridad” para que enumere mis gustos y disgustos, no hace falta llamar a “Prioridad” para que tal como su definición dice: “Mi mujer pase a ser algo así como una ventaja o preferencia mía respecto a otra”, si las dos somos parte del mundo y convivimos con más personas que seres humanos y no al revés:… No, no, no hace falta, porque vivo con ella, para ella, en ella y desde ella, como ella de mí; y eso, señores y señoras (itos/itas) no tiene nada de malo, prioridades hay en mi trabajo, en mis amistades, en mis logros, en mis fracasos, en mi familia, pero no puedo decir que la mujer que amo es mi prioridad número uno, porque es mucho más que eso!

La velada decayó a tal punto que se tornó insostenible, D el pobre hermano actual y anfitrión de esa noche y su novia, pasaron a estar sin mi consentimiento en el ojo del huracán, hasta lágrimas de parte de su novia hubo, porque bajo el esquema de B es o era incomprensible que ambos vivieran juntos pero estuvieran separados… Y eso que se explicó con manzanas y pizarra literalmente que eso era posible y lo practicaban D y su novia o ex novia, seguramente en la mente pequeña, grande o vacía de B esa situación no era comprensible porque para ella las cosas son o eran blancas o negras, todo o nada, y por supuesto ante ese prisma, su hombre X es la prioridad número uno o eso es lo que le hace creer (post al marguen el tema de las prioridades para el género masculino de naturaleza heterosexual).

Si se ha de sacar alguna moraleja al respecto podría ser la que viene a continuación “si no puedes ponerte en los zapatos del otro no es necesario que llames a “Prioridad” para que encause la conversación y menos la relación, sea cual sea la relación, que sea.
pd, y pensar que yo prefiero ser opción que prioridad, así me siento más estimada :) porque lo que hay detrás y delante de la mujer "Opción" es LIBERTAD!

Y como no digo desde hace muchos meses: “Que así sea”

domingo, 9 de marzo de 2014

Retomando mi relato

Mi regreso a Chile no fue fácil.

No fue lo esperado, lo pensado, ni mucho menos lo que había planeado.
Mi regreso a Chile fue desde todo punto de vista, lo más cercano al dolor de una daga que cercena el miembro más delicado y que aún no desmembrándolo del todo, lo deja sangrando silenciosa (vergonzosa) y lentamente.

Pero si he de querer vivir, avanzar o morir en paz, en algún momento he de hablar de ello con toda naturalidad o al menos relatarlo para los efectos del aprendizaje.


Cuando me fui aaaaños atrás, en parte lo hice para arrancar de un mal amor.Y aunque todas sabemos que no existe ni agua, ni tierra suficiente para esos males, el hecho es que después de mucho a mi, sí me sirvió.No me detendré en los detalles de esa historia, porque casi todas conocen al personaje y mis tristes intentos de encajar 2 figuras geométricas diferentes, en la misma.Además recuerdo como hoy, la cara de Athe al tiempo que me decía que intentara dejar de lado tanto envoltorio bonito jajajaj, o Santorini que en su español más diplomático me susurraba "esa no es ná, tiene cara de miembro masculino" jajajaja.


En fin, volviendo al auto exilio y ya con la vida media encaminada, tras varios años de lejanía, las cosas marchaban muy bien.Hasta que la piedrita esa, te hace no sólo tropezar sino que se encarga de hacerte caer de la manera más estrepitosa posible, como sí fuera la encargada de vengarse por ella y por todas las putas piedras que la humanidad ha pateado en la vida.

En una ida a Chile para ver a la familia y a los amigos, estaba ella.
Mi hermana y otros habían armado con la excusa de la despedida, alguna fiesta y ella venía incluida.Todo fue tan rápido, tan encajado, TAN predecible (ahora soy capaz de decirlo), que no había manera elegante de arrancar Y eso que en aquella época ostentaba título nobiliario de chorreaste diplomacia (recuerdan lo que les decía de "niñita bien"?).Ahí estaba metida hasta el cuello otra vez en una love history y ahora encima viviéndolo a kilómetros de distancia. Hasta qué pronuncio las palabras mágicas: "te puedo ir a ver?"

Los meses siguientes fueron de nubes, chocolates y toda cursilería acostumbradas para situaciones semejantes. Una, dos, tres visitas de ida y vuelta de allá y de acá, bastaron para la siguiente etapa "si estuvieras en Chile, deberíamos vivir juntas".
CANTO DE SIRENAAAAAAAA!! (recuerdas Santorini?).
Plaf! Ahí otra vez yo, pintando de un recalcitrante rosado mis muros internos, viéndome saltar al más puro estilo Heidi por no sé qué montaña llena de florecitas coloridas (no entiendo como aún no hay empresas que vendan seguros contra malos amores. Se harían millonarios).


Recuerdo que en esos días mi hermana, con cabeza siempre más prudente que la mía, me hacia reflexionar y tomarme las cosas con más calma. Siempre su consejo era que esperara a que se dieran las cosas.
- Si, si, si Estoy super piola con todo... (Sí claro como no)
- Ya, pero no te aferres tanto a esta mina, yo la encuentro extraña
- No, no, no todo manejado (me apresuraba a responder). Sólo te pido que la cuides y no la dejes sola, porque anda un poco depre.
-Mmmmm...
Esas siempre eran las respuestas finales de mi hermana.

El tiempo transcurría y como el teléfono, chats y cuánto aparato electrónico, ya no eran suficientes para la magnitud de los sentimientos y a ratos sentía ciertos declives (no haber sido Sulma) una tarde en plena faena laboral, decidí regresar a Chile.
Vivir con mi amada y ser eternamente feliz!

Mandé cartas, hablé con todos mis jefes en ambos países, moví cielo mar y tierra. Salí perdiendo económicamente, me medio armé la mitad de una historia... Uf!  Pero todo valía la pena por mi dulce y fiel amada...


Con mi hermana teníamos todo listo. Ya había habilitado mi habitación nuevamente en la casa y sólo faltaba cerrar la fecha del vuelo y los trámites con el barco que se llevaría de regreso mis cosas.
10 días antes de mi regreso. Repito: 10 DÍAS ANTES DE MI REGRESO, las cosas se pusieron extrañas. Me costaba mucho que atendiera el teléfono, se me perdía días enteros y cuando lográbamos hablar, siempre pasaba algo que la hacía colgar urgente.
“Los nervios”, me decía yo…

Por esos días, me avisaron que estaría en el país una conocida de la conocida, para que por favor la ayudara en la ciudad. Aunque mi cabeza solo estaba en el viaje, no tuve problema para llevarla y mostrarle algunas cosas.Una de las noches con bastantes copas en el cuerpo, me espeta: “eris bien valiente tu”.
(tal vez nunca olvide ni la frase, ni el sonido, ni el lugar, ni nada de ese segundo).


- Valiente yo?, pero si solo regreso a mi país
- Ya…
- Es cosa de ciclos y del amor…
- Pero tu hermana weona, tu hermana!!!
- Mi hermana qué? Es la mejor hermana de la vida. Sin ella no se qué haría
- Ya! y como lo harán las 3, ellas y tú?
- Eeeeeh no entiendo a que te refieres


Las palabras que vinieron a continuación se convirtieron en sonidos que salían de la boca de esa conocida de la conocida, que francamente no lograba entender
Hasta que sentí el sonido de cuando alguien revienta un globo PLAF!
“Mi hermana y mi novia juntas”
- Bueno mira, no quise ser yo quien te lo contara, pero es que creo es aberrante y bla bla bla… 


Volvió la burbuja de agua, que no me dejaba escuchar nada; solo veía movimientos discordantes de una conocida de la conocida. 

Lo que vino a continuación y durante meses y meses y meses, fue lo más parecido a lo que entiendo puede ser el infierno. No tengo otra manera de describirlo. 

Recuerdo una vez, ya de regreso en Chile, hablando por teléfono con Guidai, le dije ESTOY PERDIDA. Me perdí de mí misma.
Y en ese mismo momento al colgar, me subí a la cornisa de madera más alta que había en esa casa del litoral central y me desplomé. 

De boca en boca y de manos en manos (aunque jamás de corazón) pasé el siguiente tiempo.Y por cierto, tuve que conseguir donde vivir y no cruce palabra con mi hermana por más de 2 o 3 años. 
La vida se encargó de darme la escama más dura, saltando como colibrí de flor en flor, sin importarme mucho nada. Pero mi corazón extraña y disparatadamente, seguía bombeando por la Traidora.
Al punto que años después, le di una oportunidad. 
Lo pueden creer? 
Sí, le di una oportunidad.
DIOS!!!! Mi cabeza de verdad necesitaba electroshock!! 

Y adivinen lo que pasó.
Me dejó!

Jajajajaaj sí me dejó otra vez!
Una temprana mañana de otoño, nos despedimos en casa, al tiempo que me pedía ocupar el auto.
Esa tarde, el conserje me entregó las mismas llaves del mismo auto, pero nunca más la vi.A los días supe que dormía en otra cama, con otra compañía. 

Mis amigas piedras otra vez, recuerdo que pensé. 

Los años siguientes fueron muy enredados (otra noche y con mas vino, les contaré de ellos), pero sólo recuerdo que una mañana templada de primavera, apareció su nombre en mi pantalla.
- Hola
Me reí.
Ante tanta insistencia (créanme que es tenaz) respondí
- Hey .., mientras seguía intentando chequear cómo me hablaba, ya que no solo borrada la tenia de mis listados, sino que yo tenía hasta una mensajería nueva!

Excusas, disculpas, memorias dulces, mas disculpas, arrepentimientos y similares.
Mi única respuesta y jamás el tema se volvió a tocar, pese a las cientos de veces que nos cruzamos por casualidad nuevamente, fue:
- No te odio, pero no te quiero.  

Si creen que esta es la historia que tenía que relatar para avanzar en paz: NO 

He de revelar mis muy estimadas, que estuve enredada (unilateralmente) en la Traidora hasta hace poco…
Donde poco y mucho es bastante relativo, pero tras 8 o 9 años haciendo mi vida ordinaria con lo bueno y lo malo lejos y cerca, me parece tiempo suficiente para decir sincera, tranquila, callada y definitivamente: Adiós! 

Mmmmmm... Creo iré a dormir.La historia me agotó, pero es muy reparador contarla, como si fuera el episodio de un viejo libro, que asoma su lomo en una polvorienta estantería de la bodega.

Buenas noches chicas.